CÓMICS PARA HABLAR 3

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Nivel escolar: 6 a 10 años.

El material que se presenta aquí, bajo el nombre genérico de «Cómics para hablar», es la recopilación de un material de clase habitualmente esbozado con rapidez en la pizarra o en un cuaderno y cuyo objetivo es la estimulación y/o el aprendizaje de estructuras sintácticas básicas.

De entrada, ese material nos sugiere estos distintos niveles de utilización:

  • Se utilizan, tal cual, dibujos y modelos asociándolos cada vez que los necesitamos para fijar y entrenar unas palabras o estructuras que hemos trabajado en situaciones de lenguaje real.
  • Una variante de lo anterior consiste en recortar las palabras de los modelos para que los niños y niñas vayan reconstruyendo a modo de puzzle.
  • Se utilizan las viñetas, sobre todo en sesión individual, como guión de un diálogo donde el logopeda asume un papel y el alumno otro, y viceversa; se prescinde entonces de los modelos escritos.
  • Se entregan las viñetas para que los niños realicen el conjunto de los diálogos o enunciados; eso permite controlar su nivel de estructuración sintáctica e introducir las correcciones necesarias y oportunas en función del nivel de lenguaje de cada caso.
  • Si pueden hacerlo, pedimos a los niños que, para cada viñeta, formulen varios enunciados diferentes.

Existe otra utilización del material de cómics, totalmente distinta a la que hemos descrito hasta ahora y que iba destinada a la estimulación del lenguaje oral. En estos casos, lo único que se utiliza son las viñetas:

  • Se entregan los dibujos seleccionados en función de los aspectos ortográficos o expresivos que queremos estimular; el niño rellena los bocadillos o escribe los enunciados correspondientes.

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En la pedagogía del lenguaje oral en niños y niñas con discapacidad auditiva o niños y niñas con graves trastornos de la integración del lenguaje, es preciso una estimulación insistente y controlada para que ciertos aspectos del lenguaje sean percibidos claramente, aprendidos e integrados al lenguaje espontáneo.

Para ello se suelen realizar ejercicios formales de lenguaje oral, donde se intenta proporcionar a los niños una serie de modelos y ejemplos, usando con frecuencia, cuando es posible, el apoyo del lenguaje escrito.

Sin embargo, el peligro frecuente de estos ejercicios formales es que caigan en la artificialidadde los ejemplos, la arbitrariedad de las situaciones y la monotonía del método, lo que suele frenar el uso natural en situación vivida de lo que el niño o la niña aprende a decir en clase. Siendo para estos casos necesaria y complementaria a la estimulación funcional (a veces llamada «natural», se refiere al uso del lenguaje en situaciones comunicativas reales), la estimulación formal debe intentar evitar estos defectos: allí reside el «arte» del logopeda o del profesor especializado que debe saber cómo mantener siempre una estrecha relación entre lo que se aprende y lo que se vive, entre el ejercicio de lenguaje y la conversación, entre la clase y el entorno (familiar y escolar) que rodea a su alumno.

Dentro de los contenidos lingüísticos de la pedagogía del lenguaje, una de las dificultades principales reside en aquellas estructuras sintácticas «de superficie», características de cada idioma, que no se pueden aprender «lógicamente» y que los niños y niñas corrientes adquieren a través de la imitación del lenguaje adulto.

El discapacitado auditivo no puede contar mucho con la imitación más o menos pasiva y suele construir su lenguaje en función de procesos lógicos que no se corresponden con las reglas del idioma. El niño o niña disfásico tiene una especial dificultad en integrar esos elementos y uno de los principales síntomas de su trastorno es justamente un grado más o menos importante de agramatismo.

La situación de lenguaje privilegiada en estos dibujos es fundamentalmente la del diálogo, pero a veces se juega con el contraste entre el enunciado dialogado y el enunciado descriptivo. En reeducación logopédica, el diálogo se trabaja provocándolo a través de una serie de situaciones que estimulen las distintas formas en las que puede desarrollarse (llamada, demanda, petición de información, entrega de información, explicación, narración, descripción, comentario y debate).

Las estructuras básicas (que no son sólo lingüísticas) necesarias a cada situación se aprenderán a través de vivencias reales o dramatizadas; es por allí donde debe empezarse. Pero, como lo hemos señalado antes, los niños y niñas con discapacidad auditiva y muchos disfásicos necesitan después de un entrenamiento específico para traducir esas estructuras en modelos correctos y completos del idioma que están aprendiendo. El «cómic» constituye una forma bastante directa de representar una situación viva de diálogo o de enunciación; el estilo gráfico que se ha elegido para estos cuadernos, diferente del que se ha usado para otros materiales, como el loto fonético, es un estilo que los niños y niñas conocen bien y, por su carácter dinámico y expresivo, suele favorecer la producción espontánea de enunciados que podemos luego ampliar o corregir en función del nivel de aprendizaje en que se sitúa el niño o la niña y de los objetivos que tiene previstos el logopeda.

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Un medio vehiculante y difusor creado para compartir métodos, intervenciones educativas o programas, previamente experimentados como eficaces. El fruto de estas experimentaciones, las fichas de trabajo del alumno y sus guías prácticas para el profesor-educador, ayudan a lograr unos objetivos curriculares más diversificados y graduados en el desarrollo personal de los alumnos necesitados de educación especial.

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